Contratar el servicio de gas con Repsol España

El grupo Repsol ofrece a sus clientes diversas formas de activar, registrar o dar de alta el servicio de gas doméstico en España, una vez que se ha procedido a contractar es necesario seguir una serie de pasos sencillos para completar el proceso de instalación. Es además importante conocer muchas de las actividades a realizar para comprender el funcionamiento de la empresa, aquí le ofrecemos todo ese material informativo.

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Contratar o dar de alta el Gas con Repsol

El registro de gas con Repsol es un trámite gratuito que los contratistas pueden realizar por teléfono. Conoce el coste, el tiempo de registro de la empresa y la tarifa del gas de Repsol Luz y Gas.

Tramite por Teléfono

  • Teléfono de contrataciones de Repsol 900 808 762
  • Teléfono de atención al cliente de Repsol 900 118 866

Además del servicio telefónico, quienes deseen ponerse en contacto con Repsol para preguntar cómo iniciar el proceso de alta de gas pueden acceder a canales online como área de clientes, buzones de consultas, opiniones y sugerencias o seguimiento a través de correos electrónicos como atencion.gas.gyp@repsol.com.

Por otro lado, los usuarios podrán activar el suministro de gas visitando la oficina comercial de Repsol Luz y gas. El alta de gas natural es un trámite que puede realizar cualquier usuario que quiera activar el suministro en casa

Requisitos para el registro de gas en Repsol

El proceso de registro de gas es responsabilidad del distribuidor, pero el comercializador actúa como mediador para los usuarios. Por tanto, deberá aportar a su empresa (Repsol en este caso) una serie de documentos para iniciar esta gestión.

  • Nombre completo, DNI y numero de telefono del titular del contrato
  • Dirección completa
  • Certificado de la instalación térmica, solo si esta involucrada la calefacción
  • Documento que certifica la Instalación Receptora Individual
  • Certificado de Instalación Receptora Común , en caso de formar parte de una comunidad de vecinos
  • Cuenta bancaria  para realizar los pagos respectivos
  • Código Unificado del Punto de Suministro
  • Escrituras de la vivienda
  • Licencia de primera ocupación (solo si se trata de viviendas nuevas)

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Costo

El coste de dar de alta el gas en Repsol depende de varios factores, como la tasa de consumo de gas y la comunidad autónoma de España donde se encuentra la vivienda. En función de estos factores, se definen dos métodos de pago en función de los derechos de registro (según CCAA) y los derechos de conexión (según las tasas de acceso).

Cuota de inscripción: Esta tarifa se paga a los distribuidores por los servicios de conexión con las conexiones de gas y la verificación de la instalación.

Precios

    • Comunidad Autónoma Tarifa 3.1/Tarifa 3.2
    • Andalucía 72 € 76,02 €
    • Aragón 104,86 € 110,87 €
    • Asturias 91,70 € 96,95 €
    • Cantabria 71,46 € 83,68 €
    • Castilla La Mancha 84,95 € 87,63 €
    • Castilla y León 80,94 € 84,20 €
    • Cataluña 76,58 € 76,85 €
    • Comunidad de Madrid 91,23 € 91,23 €
    • Comunidad Valenciana 88,50 € 88,50 €
    • Extremadura 88,50 € 88,50 €
    • Galicia 106,89 € 106,89 €
    • Islas Baleares 80,57 € 85,18 €
    • La Rioja 86,56 € 86,56 €
    • Murcia 68,98 € 72,92 €
    • Navarra 93,50 € 106,06 €
    • País Vasco 104,29 € 104,29 €

Estos derechos se pagan en la primera factura de Repsol. Primero, es el comercializador quien recibe estas cantidades, pero luego es responsable de proporcionarlas a los distribuidores.

Tarifas de acceso

La tasa de acceso al gas natural que pagan los clientes de Repsol se define por el consumo anual de cada vivienda. Para la primera residencia, el técnico autorizado es responsable de determinar el peaje. Posteriormente, el distribuidor puede reasignar una nueva tarifa en función del consumo generado.

  • Peaje 3.1: Viviendas con un consumo anual igual o inferior a 5.000 kilovatios. Estas casas suelen estar equipadas con agua caliente y / o cocinas.
  • Peaje 3.2: Casas que consumen entre 5.000 y 50.000 kilovatios al año. Suelen tener calefacción, con o sin agua caliente y / o cocinas.
  • Peaje 3.3: Hogares o comercios que consumen una gran cantidad de electricidad entre 50.000 y 100.000 kW cada año.
  • Peaje 3.4: comunidades de vecinos que consumen más de 100.000 kilovatios al año.

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Primera Vez

Para que una propiedad nueva cuente con gas natural, debe contar con conexiones de gas natural y las correspondientes instalaciones de gas natural. Si no hay instalación, debe contactar con el distribuidor, que será el presupuesto de la casa y el informe técnico. La falta de instalación de gas natural puede deberse a que la red de gas natural de España no cubre todo el territorio nacional.

Una vez completada la instalación, el distribuidor será responsable de la verificación, emitiendo CUPS y técnicos autorizados para proporcionar al propietario un certificado de instalación de gas. El montaje del suministro puede ser realizado por técnicos de distribuidores locales o empresas externas autorizadas.

Cada 5 años, los técnicos realizarán inspecciones periódicas de gas natural, que es una inspección obligatoria para verificar que la instalación está funcionando correctamente y cumple con todas las medidas de seguridad.

Tiempo

Repsol da la opción a sus clientes de obtener el suministro de gas natural en un plazo aproximado de 5 a 7 días laborables desde que el técnico vuelve a casa para activar el contador de gas e instalarlo. En cuanto al tiempo de montaje del dispositivo de gas, se necesitan unos 30 días desde la entrega de todos los documentos, la aprobación del presupuesto por parte del propietario hasta la aceptación del informe técnico.

Después de todo el proceso burocrático y el pago de las tarifas de registro y conexión, los distribuidores realizan de inmediato las operaciones de registro de gas.

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Uso doméstico

El gas natural dispensado en un entorno residencial puede generar temperaturas superiores a los 1.100 °C , lo que lo convierte en un potente combustible para la cocina y la calefacción domésticas En gran parte del mundo desarrollado se suministra a través de tuberías a los hogares, donde se utiliza para muchos fines, como cocinas y hornos, secadoras de ropa a gas, calefacción/refrigeración y calefacción central. Los calentadores de los hogares y otros edificios pueden incluir calderas, hornos y calentadores de agua. Tanto Norteamérica como Europa son grandes consumidores de gas natural.

Los electrodomésticos, los hornos y las calderas utilizan una presión baja, normalmente de 6 a 7 pulgadas de agua (6″ a 7″ WC), lo que supone unos 0,25 psig. Las presiones en las líneas de suministro varían, ya sea la presión de utilización (UP, las mencionadas 6″ a 7″ WC) o la presión elevada (EP), que puede ser de 1 psig a 120 psig. Los sistemas que utilizan EP tienen un regulador en la entrada de servicio para reducir la presión a UP.

Efectos

La actividad humana es responsable de alrededor del 60% de todas las emisiones de metano y de la mayor parte del aumento resultante del metano atmosférico. El gas natural se libera intencionadamente o se sabe que se escapa durante la extracción, el almacenamiento, el transporte y la distribución de los combustibles fósiles. Se calcula que, a nivel mundial, esto supone un 33% del calentamiento antropogénico de los gases de efecto invernadero.

La descomposición de los residuos sólidos urbanos (una fuente de gas de vertedero) y las aguas residuales suponen un 18% adicional de dichas emisiones. Estas estimaciones incluyen importantes incertidumbres que deberían reducirse en un futuro próximo con la mejora de las mediciones por satélite, como las previstas para el MethaneSAT.

Una estrategia de mitigación del cambio climático apoyada por la Iniciativa Mundial sobre el Metano consiste en reducir rápidamente el calentamiento mediante la reducción de las emisiones antropogénicas de metano.

Fracturación

La liberación de gas natural de las formaciones rocosas porosas del subsuelo puede llevarse a cabo mediante un proceso denominado fracturación hidráulica o «fracking». Se estima que la fracturación hidráulica acabará representando casi el 70% del desarrollo de gas natural en Norteamérica.

Desde la primera operación comercial de fracturación hidráulica en 1949, se han fracturado hidráulicamente aproximadamente un millón de pozos en Estados Unidos. La producción de gas natural a partir de pozos fracturados hidráulicamente ha utilizado los desarrollos tecnológicos de la perforación direccional y horizontal, que mejoraron el acceso al gas natural en formaciones rocosas compactas. El fuerte crecimiento de la producción de gas no convencional a partir de pozos fracturados hidráulicamente se produjo entre 2000 y 2012.

En la fracturación hidráulica, los operadores de pozos introducen en la roca agua mezclada con diversos productos químicos a través del revestimiento del pozo. El agua a alta presión rompe o «fractura» la roca, lo que libera el gas de la formación rocosa. Al agua se le añade arena y otras partículas como apuntalante para mantener abiertas las fracturas de la roca, lo que permite que el gas fluya hacia la tubería de revestimiento y luego hacia la superficie. Al fluido se le añaden sustancias químicas para reducir la fricción e inhibir la corrosión.

Después de la fracturación, se extrae el petróleo o el gas y el 30-70% del fluido de fracturación, es decir, la mezcla de agua, productos químicos, arena, etc., vuelve a la superficie. Muchas formaciones que contienen gas también contienen agua, que fluye por el pozo hasta la superficie junto con el gas, tanto en pozos con fractura hidráulica como sin ella. Esta agua producida suele tener un alto contenido de sal y otros minerales disueltos que se encuentran en la formación.

Medio ambiente y territorio

Impacto en el aire

La extrema flexibilidad del gas natural lo convierte en uno de los combustibles más fáciles de utilizar, mientras que el bajo contenido de contaminantes lo convierte en un combustible respetuoso con el medio ambiente. Durante la combustión, el gas natural produce dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno (NOX) aunque en menor medida que otros combustibles.

Además, los subproductos del carbón y el petróleo también producen óxidos de azufre y dióxido de azufre (SO2), dos contaminantes tóxicos para para el hombre y la atmósfera. A veces, el gas natural puede quemarse con carbón o petróleo: este proceso puede reducir considerablemente las emisiones de SO2 y NOX.

La cogeneración permite consumir un 25% menos de energía en comparación con una tradicional y reducir en un 1% las emisiones de SO2 y en un 50% las de NOX, en comparación con una planta de carbón o petróleo, incluso si se utiliza un equipo anticontaminación.

Dióxido de Carbono

Por lo que respecta al dióxido de carbono en particular, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) evaluó que, si se produce la misma cantidad de energía, las emisiones de dióxido de carbono causadas por la combustión de gas natural son menores en un 25% y un 40% en comparación con las producidas por la combustión de gas natural.
en comparación con las producidas por la combustión de subproductos del petróleo y del carbón.

Por último, el metano presenta la ventaja de ser prácticamente «invisible» tanto durante el transporte terrestre como cuando se en las ciudades (viaja por tuberías subterráneas y sólo las estaciones de bombeo están a nivel del suelo), una característica que sólo comparten pocas otras fuentes de energía comparten.

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Además, al ser gaseosa a temperatura ambiente (20°C), si se produce alguna fuga durante el transporte, se dispersa en el aire, no ensucia ni contamina las aguas ni el suelo. El gas natural puede dañar el medio ambiente si se dispersa en su estado natural porque es uno de los gases de efecto invernadero.

Es decir, tras alcanzar las capas superiores de la atmósfera, se detiene y permanece allí durante muchos años, contribuyendo a la formación de una capa de gas que impide la dispersión del calor solar reflejado por la superficie de la Tierra y provoca al calentamiento global (es decir, al efecto invernadero).

Por tanto, las fugas de gas natural durante su transporte deben reducirse al mínimo o eliminarse: no sólo es un
de un recurso precioso, sino que además se corre el riesgo de contribuir a un fenómeno potencialmente peligroso para la humanidad.

Quema de gas y venteo de gas

En un yacimiento petrolífero, el petróleo está casi siempre asociado a una cierta cantidad de gas natural: los pozos petrolíferos más nuevos están equipados para la Los nuevos pozos petrolíferos están equipados para recuperar tanto el gas del pozo como el petróleo crudo, por lo que el gas es un recurso adicional del yacimiento.

Sin embargo, la recuperación de este gas presupone la existencia de las infraestructuras de transporte necesarias para trasladarlo a los puntos de consumo: estas infraestructuras, que son costosas y a menudo difíciles de realizar, no están terminadas cuando la cantidad de gas recuperado del yacimiento como producto «secundario» es limitada, ya que los ingresos potenciales no cubrirían su coste.

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De ahí que surja el problema de qué hacer con el gas asociado. El término quema de gas indica la combustión de gas (sin recuperación de energía) en una llama abierta que arde incesantemente en la parte superior de las chimeneas de los centros de producción de petróleo.

Esta práctica ha dado lugar a la quema de grandes cantidades de gas con la con la consiguiente producción de enormes cantidades de dióxido de carbono junto con dióxido de azufre y óxido nitroso, que han que han contribuido sustancialmente a la contaminación atmosférica.

Para comprender mejor la magnitud del problema, basta con observar las imágenes nocturnas de la Tierra desde el espacio: la actividad de combustión de gases en las regiones correspondientes a las principales zonas productoras de petróleo son una prueba que no puede pasar desapercibida.

Diferencias entre países

Es conocido que hoy en día en algunos países (donde la práctica de la quema de gas es limitada no sólo porque hay menos yacimientos de petróleo respecto a los de gas, sino también porque un país promedio intenta utilizar todo el gas natural producido) se produce un millón de toneladas de dióxido de carbono al año como resultado de la quema de gas, mientras que en Nigeria, donde esta práctica sigue siendo muy utilizada, se producen cientos de millones de toneladas.
Además de la práctica de la quema de gas, también existe la del venteo de gas. El venteo de gas es la descarga de gases no quemados en la atmósfera, a menudo con el fin de mantener las condiciones de seguridad durante las diferentes fases del proceso de tratamiento del proceso de tratamiento.

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Durante las operaciones de venteo se libera metano, dióxido de carbono, compuestos orgánicos volátiles, compuestos de azufre e impurezas del gas.

En muchos casos, los gases que se ventean podrían quemarse en lugar de dispersarse en la atmósfera; esto reduciría parcialmente el impacto ambiental en términos de gases de efecto invernadero, porque los gases se oxidarían para formar dióxido de carbono, que tiene un potencial de calentamiento global 21 veces inferior al del metano.

Actualmente, las prácticas mencionadas están sujetas a fuertes restricciones, tanto por motivos económicos (el gas producido podría venderse y consumirse en lugar de desperdiciarse), pero sobre todo por razones medioambientales.

Protocolos

Según el Protocolo de Kioto, existen se incentiva la construcción de plantas que tengan un impacto ambiental mínimo y que, al mismo tiempo, no desperdicien recursos preciosos. En los países más desarrollados, esta práctica se ha abandonado casi por completo porque supone un desperdicio de un recurso importante y las infraestructuras necesarias para utilizar el gas in situ no son difíciles de implementar.

En cambio en muchos países en desarrollo el gas no suele ser necesario en el lugar de producción y los costes de transporte son muy elevados. Debido a esto, se incentiva la aplicación de prácticas más factibles.

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En ese sentido, hay incentivos para aplicar prácticas más viables y menos costosas, como la reinyección de gas natural en el yacimiento para aumentar su presión y, por tanto, la eficiencia de gas natural en el lugar de producción, la generación de electricidad in situ, la distribución de gas natural a las ciudades vecinas, etc.

Además de la distribución de gas natural a las zonas urbanas vecinas, su uso para el transporte, etc., mientras que las operaciones costosas, como la construcción de gasoductos, sólo se llevan a cabo cuando el gas natural extraído justifica los elevados costes.

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