Windows 10 ha entrado oficialmente en su etapa de fin de soporte. Desde esta fecha, el sistema deja de recibir parches de seguridad, correcciones de errores y asistencia por parte de Microsoft, lo que obliga a los usuarios a decidir si actualizan, se acogen a las actualizaciones extendidas o cambian de plataforma.
En Europa se ha producido un matiz relevante: la compañía ofrece un año adicional de actualizaciones de seguridad sin coste para determinados equipos, una medida celebrada por organizaciones de consumidores y que da margen para planificar la transición con más calma.
Qué implica realmente el fin de soporte
Sin parches ni mantenimiento, cualquier nuevo fallo explotable quedará sin resolver en Windows 10. Esto aumenta la superficie de ataque y expone a los equipos a malware, ransomware y otras amenazas que puedan aprovechar vulnerabilidades que ya no se corrigen.
Además, con el paso de los meses se acentuarán los problemas de compatibilidad: nuevas versiones de aplicaciones, controladores y dispositivos recientes irán dejando de funcionar o presentarán errores en Windows 10. No es inmediato, pero el declive es progresivo.
Incluso productos de Microsoft se ven afectados: el soporte de Office de versiones perpetuas como Office 2016/2019/2021/2024 se reduce en este contexto, mientras que las apps de Microsoft 365 continuarán recibiendo actualizaciones de seguridad en Windows 10 por más tiempo (según el calendario oficial de la compañía).
A nivel de industria, el fin del soporte ha acelerado el ciclo de renovación de PC: firmas de análisis reportan crecimientos interanuales impulsados por la necesidad de actualizar equipos, con especial tracción en empresas y administraciones.
Otro efecto colateral es el impacto en la privacidad y la estabilidad: al quedar congelado, el sistema no recibe mejoras de fiabilidad ni parches acumulativos, lo que puede traducirse en más fallos y en una mayor exposición si no se toman medidas adicionales.

ESU: el año extra de seguridad y cómo inscribirte
Microsoft ofrece el programa de Actualizaciones de Seguridad Extendidas (ESU) para quienes aún no puedan dar el salto. En la Unión Europea, los usuarios con Windows 10 versión 22H2 pueden acogerse a un año adicional de parches de seguridad sin coste hasta el 13 de octubre de 2026.
Es importante entender el marco temporal: no es una suscripción que dure 12 meses desde que te apuntas; el programa finaliza el 13 de octubre de 2026 para todos, te inscribas cuando te inscribas. Lo aconsejable es activarlo cuanto antes para no perder parches críticos.
Requisitos habituales: iniciar sesión con tu cuenta de Microsoft, tener Windows 10 22H2 y completar el alta desde Windows Update. Suele aparecer un aviso “Proteger este dispositivo” o “Inscribirse en actualizaciones extendidas”; si no lo ves, puedes abrir el asistente desde la página oficial de información de Microsoft.
Fuera de la UE, el acceso al ESU puede variar: en algunos mercados se ofrece como pago único, canje de puntos Microsoft Rewards o activación mediante la herramienta Copia de seguridad de Windows. Estas opciones dependen de la región y pueden estar limitadas en el tiempo o la disponibilidad.
Conviene tener claras las expectativas: el ESU no añade características nuevas ni asistencia técnica; únicamente entrega parches de seguridad esenciales. Mantén también actualizado el antivirus, el firewall y el navegador para reforzar la protección.

Actualizar a Windows 11: primera opción recomendada
Si tu equipo cumple los requisitos (TPM 2.0, arranque seguro, CPU compatible, etc.), actualizar a Windows 11 es la vía más directa. Compruébalo con la herramienta oficial “Comprobación de estado del PC” y, si todo está en orden, lanza la actualización desde Configuración > Windows Update. No olvides hacer copia de seguridad de tus datos.
Si tu licencia de Windows 10 es original, la activación suele reconocerse automáticamente al pasar a Windows 11. En equipos relativamente recientes, el proceso es rápido y te permite seguir recibiendo mejoras de seguridad y funciones.
¿Tu equipo no cumple requisitos? Opciones y vías avanzadas
Antes de rendirte, entra en la UEFI/BIOS y verifica si puedes activar TPM y arranque seguro; muchos equipos lo soportan aunque venga deshabilitado. Si aun así no cumples, existe un método oficial para permitir la actualización en hardware no compatible mediante una clave del registro (bajo tu responsabilidad).
Para habilitarlo, crea el valor AllowUpgradesWithUnsupportedTPMorCPU en la ruta adecuada del registro y marca su valor como 1. Por ejemplo:
reg add HKLM\SYSTEM\Setup\MoSetup /f /v AllowUpgradesWithUnsupportedTPMorCPU /d 1 /t reg_dword
También existen utilidades de terceros que automatizan el proceso de creación de medios y ajustes para instalar Windows 11 en equipos no soportados. Úsalas solo si entiendes los riesgos y descárgalas desde sus fuentes oficiales, revisando bien la documentación.
Alternativas: Linux, ChromeOS y otros caminos
Si no quieres o no puedes seguir en Windows, distribuciones como Linux Mint o Ubuntu funcionan muy bien en hardware modesto, alargan la vida del equipo y ofrecen un amplio catálogo de aplicaciones gratuitas (por ejemplo, LibreOffice). La instalación desde USB es sencilla y hay abundantes guías.
Otra vía es ChromeOS Flex, que convierte equipos antiguos en máquinas ligeras centradas en el navegador. Es ideal para ofimática online, educación y uso cotidiano en la web, aunque no ejecuta programas nativos de Windows.
Hay quien opta por cambiar de ecosistema por completo (Mac o Chromebook nuevos). Es una inversión adicional, pero puede tener sentido según tus necesidades de trabajo, compatibilidad de software y presupuesto.
Con el soporte finalizado, la prioridad es minimizar riesgos: o bien actualizas a Windows 11, o te acoges al año de ESU (si aplica) mientras decides, o migras a un sistema alternativo. Lo fundamental es no quedarse inmóvil en un entorno cada vez más expuesto.